Visitar una ciudad como Murcia no solo es una delicia por su gastronomía, su historia y su clima soleado casi todo el año, sino también por las múltiples posibilidades de compra que ofrece. Durante mi estancia en esta encantadora ciudad del sureste español, me propuse descubrir sus rincones más auténticos para ir de compras. Desde mercados tradicionales repletos de productos frescos hasta pequeñas tiendas independientes donde se respira creatividad local, Murcia se convirtió en un paraíso para los amantes del shopping con alma.
A continuación, te comparto mi experiencia, recomendaciones y consejos personales sobre dónde y cómo comprar en Murcia, centrándome especialmente en mercados y tiendas con personalidad.
1. El alma de Murcia: sus mercados tradicionales
Mercado de Verónicas
Uno de los primeros lugares que visité fue el Mercado de Verónicas, ubicado justo al lado del río Segura, en un edificio histórico de principios del siglo XX con una imponente fachada de ladrillo rojo que ya anticipa el carácter tradicional que guarda en su interior. Este mercado no solo es uno de los más emblemáticos de la ciudad, sino también una verdadera joya para quienes buscan productos frescos, auténticos y de kilómetro cero. Es el corazón palpitante de la gastronomía murciana, donde productores y clientes se encuentran cada mañana en un ritual cotidiano que ha perdurado por generaciones.
Al entrar, me recibió una mezcla de aromas inconfundibles: pescado recién traído del Mediterráneo, frutas maduras, especias, pan recién horneado… El bullicio era constante pero acogedor: vendedores ofreciendo sus productos con entusiasmo, vecinos saludándose con familiaridad, cocineros seleccionando ingredientes con ojo experto. Me impresionó la variedad de puestos, desde carnicerías artesanales hasta fruterías llenas de color, pasando por charcuterías, panaderías, encurtidos y tiendas de frutos secos.
Uno de los momentos más especiales fue hablar con Carmen, una señora mayor de trato amable y sonrisa franca, que vendía embutidos caseros elaborados por su familia en un pequeño pueblo del interior. Me ofreció probar un chorizo curado en pimentón murciano y ajo, con un sabor intenso y profundo que me transportó a la cocina de una abuela. También me recomendó una morcilla suave con piñones y un salchichón al vino tinto que terminé comprando sin dudarlo.
Salir del Mercado de Verónicas con la bolsa llena fue solo una parte de la experiencia; lo más valioso fue esa conexión con la tierra, con las personas y con una forma de vida que sigue muy viva en Murcia. Aquí, cada producto tiene una historia, y cada historia se cuenta con orgullo.
Además, aquí compré especias locales, como pimentón murciano, y aceite de oliva virgen extra producido en fincas cercanas. Todo a precios razonables y con una atención cercana y amable.

Mercado de Saavedra Fajardo
Otra parada imprescindible fue el Mercado de Saavedra Fajardo, algo menos turístico que Verónicas, pero igualmente interesante. Lo que me gustó de este mercado es que aún conserva esa atmósfera de barrio, donde los vecinos hacen su compra diaria. Aquí encontré quesos de cabra murcianos, mermeladas caseras y hasta un puesto de flores que era una verdadera explosión de color y fragancia.
Si estás buscando comprar productos locales para llevar de recuerdo o simplemente para hacer un picnic en el parque, este es un lugar perfecto.
2. Pequeñas tiendas con gran encanto
Tienda de artesanía «Murcia Esencial»
Después de los mercados, decidí adentrarme en las calles del centro histórico, donde encontré una tienda que me enamoró: Murcia Esencial. Es una pequeña boutique donde todo lo que se vende tiene una fuerte conexión con la cultura y tradición murciana. Desde cerámicas pintadas a mano, hasta bolsos de esparto y joyería inspirada en motivos árabes y mediterráneos.
Aquí compré una pequeña caja de cerámica decorada con motivos florales tradicionales, ideal como recuerdo de mi viaje. También me llevé un frasco de miel de azahar producido en la huerta murciana. El trato de la dependienta fue exquisito, contándome la historia detrás de cada producto.
«Puro Huerto»: cosmética natural y local
Uno de mis descubrimientos favoritos fue una tienda llamada Puro Huerto, especializada en cosmética natural elaborada con ingredientes de la huerta murciana. Desde cremas de aloe vera hasta jabones artesanales con limón, lavanda y romero.
Lo que me fascinó fue que todo es sostenible y elaborado por pequeños productores. Me llevé una crema hidratante con extracto de higo chumbo que me ha dejado la piel suave y con un olor delicioso.
3. Ropa y moda con estilo murciano
«La Tienda de Nerea»
Si buscas moda con carácter y hecha en España, te recomiendo visitar La Tienda de Nerea, ubicada cerca de la Plaza de las Flores. Se trata de una tienda de ropa y complementos que apuesta por el diseño independiente y materiales naturales. Compré un vestido de lino precioso, ideal para el clima cálido de Murcia.
Además, Nerea, la dueña, me contó que muchos de sus productos son hechos por diseñadoras murcianas jóvenes, lo cual me pareció una forma estupenda de apoyar el talento local.
Tiendas vintage y segunda mano
No puedo dejar de mencionar que también encontré un par de tiendas vintage que me sorprendieron gratamente. Una de ellas, «El Ropero de Lola», ofrece ropa de segunda mano cuidadosamente seleccionada. Compré una chaqueta de cuero en perfecto estado por menos de 30 euros. También había libros, vinilos y accesorios antiguos. Ideal para quienes aman buscar tesoros escondidos.
4. Regalos gastronómicos que sí valen la pena
Tiendas gourmet y delicatessen
En Murcia, la comida no solo se disfruta en los restaurantes. También puedes llevarte auténticos sabores murcianos a casa. Visité varias tiendas gourmet donde encontré:
- Quesos de Murcia al vino, premiados internacionalmente.
- Vinos de Jumilla y Bullas, con cuerpo y carácter mediterráneo.
- Mermeladas de frutas de temporada.
- Pimentón de la Vera y sal marina del Mar Menor.

Una de mis favoritas fue «Delicias de la Huerta», una tienda donde compré un pack de productos murcianos ideal para regalar (o para mí misma, lo admito).
5. Consejos personales para comprar en Murcia
Después de varios días explorando tiendas y mercados, quiero compartirte algunos consejos útiles:
- Lleva efectivo, especialmente si visitas mercados o pequeñas tiendas. Aunque muchos aceptan tarjeta, todavía hay negocios que prefieren el pago en metálico.
- Pregunta por productos locales auténticos. Muchas veces los comerciantes estarán encantados de contarte la historia detrás de lo que venden.
- Evita las zonas demasiado turísticas si buscas precios razonables. Las calles principales del centro son más caras que los barrios un poco más alejados.
- Ve sin prisa. Parte del encanto de comprar en Murcia está en tomarte tu tiempo, mirar con calma, conversar con los vendedores…
- Mejor por la mañana. Los mercados cierran temprano (alrededor de las 14:00), así que te recomiendo ir antes del mediodía para disfrutarlo al máximo.
6. Una experiencia de compra con sabor local
Ir de compras en Murcia no es una simple actividad para llenar el equipaje: es una forma de conectarse con la ciudad, con su gente, con sus tradiciones. A diferencia de las grandes ciudades donde las tiendas son todas iguales y las marcas internacionales dominan las calles principales, aquí cada rincón tiene su identidad, su historia, su detalle único. Es precisamente esa cercanía, esa sensación de autenticidad, la que me cautivó desde el primer día.
Recorrer los mercados me permitió entender mejor el valor de la huerta murciana. Ver a los agricultores ofrecer con orgullo sus productos, escuchar a los vecinos discutir sobre cuál tomate sabe mejor o qué aceite es el más puro, me hizo sentir parte de la comunidad, aunque solo fuera por unos días. Compré frutas recién recogidas, pan de masa madre, quesos locales y embutidos tradicionales. Pero más allá de lo que compré, me llevé conversaciones sinceras, sonrisas y una gran admiración por el esfuerzo que hay detrás de cada producto.
Las tiendas artesanales, por su parte, me mostraron la creatividad de una región que muchas veces pasa desapercibida en las guías turísticas. Encontré cerámicas pintadas a mano, jabones elaborados con hierbas locales, joyas inspiradas en la historia árabe de la región y prendas de ropa con diseños originales que no verás en ningún otro sitio. Me encantó saber que muchas de estas tiendas son proyectos familiares, llevados adelante con cariño y dedicación por generaciones.
Una de las cosas que más disfruté fue perderme por las callejuelas del casco antiguo, sin rumbo fijo. Entrar en tiendas pequeñas aunque no tuviera intención de comprar, simplemente por curiosidad. Muchas veces, terminaba charlando con el dueño o la dueña del local, aprendiendo anécdotas del barrio o detalles sobre cómo fabricaban sus productos. Esa cercanía humana le dio un valor añadido a todo lo que adquirí.
Murcia tiene un ritmo diferente. Aquí, ir de compras no es correr de un escaparate al otro ni perseguir descuentos frenéticos. Aquí se trata de observar, de tocar, de oler, de conectar. Por eso, si alguna vez vienes por aquí, te animo a que te dejes llevar. Que te tomes tu tiempo, que mires con calma, que te abras a lo inesperado. Porque en Murcia, comprar no es solo adquirir cosas: es vivir una experiencia humana y cultural, es saborear la esencia de una ciudad que aún conserva lo mejor de lo tradicional, sin renunciar a lo moderno.
Y créeme, cuando vuelvas a casa con esa cesta de mimbre, ese jabón de romero o ese tarro de miel de azahar, no solo estarás llevando un objeto, estarás llevando contigo una parte de Murcia.