Mi viaje a Nazaré, una de las joyas escondidas de la costa portuguesa, me dejó no solo impresionado por sus paisajes naturales, sino también por la increíble variedad de sabores que esta ciudad tiene para ofrecer. Este pequeño pueblo pesquero, conocido mundialmente por sus enormes olas, también es un paraíso gastronómico que no puede dejarse de explorar. En cada rincón, la tradición culinaria se fusiona con la frescura del océano Atlántico, creando una experiencia única que va más allá de las vistas.
1. La magia del pescado fresco en Nazaré
Mi primera parada fue el mercado de pescado. Un lugar bullicioso, lleno de colores y aromas marinos. Aquí, pude ver cómo los pescadores traían su captura del día, un espectáculo que nunca había presenciado antes. Nazaré, como la mayoría de las ciudades costeras, depende en gran medida del mar para su sustento, y la comida aquí refleja esa relación tan estrecha con el océano.
Uno de los platos más emblemáticos que no pude dejar de probar fue el caldeirada de peixe, una especie de guiso de pescado que es típico en toda la costa de Portugal. Este plato, que tiene como base varios tipos de pescado fresco, mariscos y verduras, es perfecto para saborear mientras se disfruta de la brisa marina. En el restaurante A Celeste, una de las tabernas locales con más historia, probé la mejor caldeirada de mi vida. La frescura del pescado, cocinado con tomate, cebolla, pimientos y hierbas, junto con el toque de aceite de oliva, hacía que cada bocado fuera un verdadero deleite.
2. El sabor de los mariscos de Nazaré
Si hay algo que Nazaré tiene en abundancia, son los mariscos. Las almejas, mejillones, percebes y gambas son capturados a diario, y cada uno de estos mariscos tiene un sabor tan único que resulta difícil compararlos con cualquier otro en el mundo. No pude evitar pedir amêijoas à bulhão pato, un plato en el que las almejas se cocinan con ajo, cilantro y un toque de vino blanco. Es un platillo simple, pero absolutamente delicioso, que refleja la filosofía de la cocina portuguesa: pocos ingredientes, pero de calidad impecable.
Otro marisco que se debe probar es el percebe, que es una especie de crustáceo que crece en las rocas expuestas al mar. Comer percebes en Nazaré es una experiencia casi ritual. En O Zé do Litoral, un pequeño restaurante cerca del puerto, me sirvieron una ración que venía directamente del mar. La textura crujiente por fuera y tierna por dentro, junto con el sabor salino que parecía capturar toda la esencia del océano, fue una de las experiencias culinarias más auténticas de mi viaje.

3. Dulces típicos de Nazaré
No todo en Nazaré son mariscos y pescados. La ciudad también tiene una rica tradición de pastelería que me sorprendió gratamente. Los pastéis de nata o pastéis de Belém son muy conocidos en Portugal, pero en Nazaré hay versiones locales que tienen un toque especial. En la pastelería A Portuguesa, probé unos pastéis de nata que se preparan con un hojaldre ligeramente más crujiente que el habitual y una crema más suave, casi fundente. Acompañados de un café portugués, fueron el cierre perfecto para una mañana de exploración.
Otro dulce que me llamó la atención fue el pão de ló, un bizcocho esponjoso que se sirve en muchas pastelerías de Nazaré. Este bizcocho es ligero, aireado y tiene una dulzura justa, lo que lo convierte en el postre ideal para cualquier momento del día. Me lo ofrecieron con un vaso de vino de Oporto, y la combinación fue maravillosa.
4. Bodegas y vinos locales
En Nazaré no solo se vive del mar, también se cultivan excelentes vinos en la región de Bairrada, no tan lejos de la ciudad. Aunque no es tan conocido como otras regiones vinícolas de Portugal, el vino de Nazaré tiene su propio carácter y es ideal para acompañar los platos locales. Durante una visita a una pequeña bodega local, fui testigo del proceso de vinificación y, por supuesto, no pude evitar degustar algunos de sus productos. Uno de los vinos que más me sorprendió fue el Vinho Verde local, fresco y ligero, perfecto para acompañar mariscos y pescados.
El vino tinto de la región, aunque no tan famoso como el vino verde, tiene una calidad impresionante. La bodega Quinta de Nossa Senhora do Carmo es un lugar encantador donde se puede degustar una variedad de vinos en un ambiente tranquilo y auténtico. La suavidad y la complejidad de los tintos combinaban perfectamente con los platos más contundentes como el bacalhau à brás, otro plato típico que pude probar en Nazaré, elaborado con bacalao desmenuzado, papas paja y huevos revueltos.

5. Un vistazo a la vida local a través de la comida
Lo que más me impresionó de Nazaré, además de su impresionante belleza natural, fue cómo la comida conecta a los habitantes con su entorno y su historia. En cada plato se siente la tradición, pero también la innovación y el amor por lo que hacen. Muchas de las tabernas y restaurantes en Nazaré mantienen vivas las recetas que han sido transmitidas de generación en generación. Comer en Nazaré no es solo una cuestión de sabor, sino también una forma de conocer la cultura y las personas que han vivido aquí durante siglos.
Visitar el restaurante O Sítio, que está ubicado en la parte alta del pueblo, me permitió disfrutar de una vista panorámica de Nazaré mientras saboreaba un delicioso bacalhau com natas (bacalao con nata). La mezcla perfecta de bacalao, crema y cebolla, acompañado de un vino local, me hizo sentir completamente integrado en la vida del lugar.
6. El toque único de las aceitunas y el aceite de oliva
Algo que no puedo dejar de mencionar es la calidad del aceite de oliva y las aceitunas que se producen en la región. En Nazaré, es común encontrar en las mesas pequeñas cazuelas de aceitunas marinadas, que se sirven como aperitivo mientras esperas tu plato principal. Estas aceitunas, aderezadas con hierbas aromáticas y aceite de oliva virgen extra, son el acompañante perfecto para cualquier comida.
El aceite de oliva portugués es conocido por su alta calidad, y en Nazaré pude probar algunos aceites locales que realmente destacaron por su frescura y su sabor afrutado. Este aceite, utilizado tanto en ensaladas como en la preparación de mariscos y pescados, es un ingrediente fundamental en la cocina de la región.
7. Un viaje gastronómico
A medida que exploraba Nazaré, entendí que la comida aquí es mucho más que simplemente comer. Es una forma de conectarse con el mar, con la tierra, con la gente y con la tradición. Cada plato cuenta una historia, y cada bocado es una oportunidad para sumergirse en la vida cotidiana de este encantador pueblo costero. Nazaré no es solo un lugar para ver, es un lugar para saborear y experimentar, un destino donde la gastronomía se convierte en un viaje en sí misma.